¿Te has encontrado alguna vez diciéndote esto: “todo lo que me pasa es por culpa de mi jefe, pareja, mamá, papá…”
Es muy fácil pensar que las situaciones en las que nos encontramos son culpa de alguien o algo más, fue culpa de mi jefe que me despidiera, fue culpa de mi pareja que esté así de triste, fue culpa del coronavirus que mi empresa quebrara…
Si lo vemos desde un punto de vista objetivo podríamos decir que sí, que en cierta forma esa clase de circunstancias nos afectan y pueden generar grandes cambios en nuestras vidas.
¿Pero qué estás haciendo tú al respecto?
La verdad es que es mucho más fácil hacerse la víctima, porque es más sencillo echarle la culpa a alguien más por las cosas que nos suceden.
De manera inconsciente es mucho más sencillo quedarse en el dolor que causan los demás, es más fácil levantar el dedo y culpar de todo lo que sucede a los demás, incluso, es una situación adictiva, quedarse en la zona de confort de la víctima.
Porque sí, es una zona de confort en la que nos quedamos culpando a todo y a todos, para así nosotros no hacer nada, simplemente quedarnos en el dolor y la acusación.
Pero ¿sabías que al victimizarte le estás dando poder sobre tu vida a los demás, a situaciones que no puedes controlar?
Primero debes entender que hay situaciones que ni nosotros ni nadie puede controlar: nadie puede controlar que exista una pandemia que afecte la economía, nadie puede controlar los sentimientos de otras personas… Lo que sí puedes controlar es tu reacción ante esas situaciones.
Para comenzar a salir de la zona de confort de la víctima, debes entender que tu realidad es tuya, de nadie más, y precisamente tú eres quien debe encargarse de ella, nadie más.
No puedes esperar a que alguien más solucione tus problemas económicos, o sentimentales, ya que por más que otras personas o circunstancias hayan ocasionado estos “problemas”, tú eres el responsable de tu vida, no los demás.
No puedes seguir esperando que la vida resuelva tus problemas, porque tú no te los ocasionaste, lo único que puedes hacer es aceptar la realidad como es y empezar a trabajar por solucionar esa realidad, por construir esa vida que deseas.
Cuando hagas este cambio de mentalidad, cuando pases de víctima a alguien que toma acciones, ahí comenzarás a transformar tu vida.
El cambio de mentalidad es fundamental para poder salir de ese ciclo de victimización, que aparte de que no te deja avanzar, te quita energía, energía vital que pierdes culpando a los demás por lo que te sucede.
Cambia tu mentalidad con ayuda de la siguiente afirmación:
“No soy víctima de nadie, mi prosperidad depende de mí”
Puedes evaluar si vas por buen camino saliendo de la victimización si:
-Eres capaz de evaluar tu responsabilidad en las situaciones que te suceden, no culpas a los demás.
-No buscas explicaciones de lo que te pasa (mi jefe me botó, mi pareja me engañó, etc).
-Si no te quejas de todo, buscando culpables en todos lados.
Recuerda que hacerte la víctima solo causa un ciclo infinito de dolor, de resentimientos, además te impide tomar las riendas de tu vida.
Una vez que comiences a cambiar esta mentalidad y este pensamiento, te sorprenderá ver todo lo que eres capaz de hacer y de la realidad que eres capaz de construir.
Y tú ¿sientes que has pasado mucho tiempo en la zona de la victimización? ¿Quieres romper esta mentalidad? ¡Cuéntame!